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viernes, 26 de noviembre de 2010

El músico Gaúcho Jürgen Wentz, se puso de pié, cogió su violín, e Ignorando a quienes le decían, que las calles no son buen escenario para la música clásica de Strauss o Beethoven; salió a caminar, decidido a difundir su arte y su producción, en la vía pública.

De esto hace ya muchos años. A partir de ese momento no dejó de aparecer tocando su violín, en plazuelas, parques. plazas principales o en cualquier espacio público de las diferentes ciudades brasileras. Sus presentaciones las realiza en medio de un improvisado escenario, compuesto únicamente por un pequeño altoparlante y una mesita, donde muestra su producción musical. Jürgen tiene nueve CD y dos DVD, grabados con temas clásicos, internacionales, algunos con sus propios arreglos y música latinoamericana, entre otros.

Proveniente de una familia de origen alemán, Jürgen Wentz nació hace 45 años en Brochier, una bella ciudad perteneciente al Estado de Rió Grande do Sul – Brasil. Desde pequeño mostró su talento musical y decidió concentrarse en el violín. Con el tiempo, empezó a sentir cariño por la música clásica. Posteriormente, estudió en un programa de extensión de música de la Universidad del Estado (UFRS) con el propósito de perfeccionarse, aunque ya conocía los secretos del violín.

Jürgen, fue integrante de la orquesta de música del Famoso “Teatro San Pedro” de Porto Alegre, fundado hace más de 150 años y considerado uno de los mayores complejos culturales de América latina, de donde se tuvo que retirar por cuestiones económicas. “Lo que ganaba no me alcanzaba para mantener a mi familia, por esa razón tuve que abandonar esa gran orquesta” -dijo en tono melancólico, mientras iba acomodando su espacio para dar inicio a la “función musical” que daría esa tarde, en un sector de la Plaza XV de noviembre, del centro de Porto Alegre.

Contrariamente a lo que piensan muchas autoridades encargadas de difundir la cultura, en el sentido de que la música clásica o erudita, solo debe presentarse en teatros, o que para escuchar a Mozart, Beethoven, Strauss u otros clásicos, debemos hacerlo de terno y corbata; Jürgen demostró que la gente común y corriente, también gusta de este tipo de música. “Y además, tiene todo el derecho de oírla, pues se la merece” –dice el maestro.

“Ustedes no se imaginan la satisfacción que siento cuando escucho los aplausos de mucha gente que estoy seguro jamás pisaron un teatro. No saben que alegría me da ver personas consideradas marginales sentadas en el suelo, observando con atención y respeto mi actuación” -dice Jürden visiblemente emocionado. “Siento el cariño sincero de la gente que se detiene por un momento y me aplaude, siento que el pueblo aprueba lo que hago y yo estoy muy agradecido por ello y por supuesto también estoy feliz porque se llevan mis producciones para seguir escuchándolas en casa” -sonríe.

“Lamentablemente no todo son satisfacciones, pues tuve algunos inconvenientes con ciertas autoridades policiales que se oponían a que realice este tipo de presentaciones”, “según me decían, me echaban del lugar amparándose en disposiciones municipales; algunas veces me corrían a palos y tenía que huir dejando tiradas mis cosas, incluso una vez me llevaron detenido y hasta quebraron mi violín” –recuerda tristemente. “Pero ahora gracias a la presión de la gente, las autoridades parece se dieron cuenta que mi trabajo es inofensivo y ya no me molestan. Además, yo se muy bien que si a muchos talentos los cuestionaron en sus inicios; que podría esperar para mí, que solo soy un modesto violinista” –afirma sonriente.

El poeta riograndense Gilberto Stone, escribió para este brillante músico, un breve pero significativo poema, donde en pocas palabras, resume la grandeza de su arte... “
                                          
                                                     "El Violín de Jürgen Wents”
                                                     Como si no bastase el sol
                                            el violín de Jürgen, llenaba la plaza de luz.

Los aplausos del público que lo rodeaba apurando que inicie su espectaculo, hizo que interrumpa la entrevista a este gran músico brasilero; un personaje que hoy forma parte del paisaje turístico de la ciudad y que estoy seguro espera el reconocimiento oficial de la autoridades gaúchas.

Que espectaculo sería apreciar a este talentoso músico, elegantemente vestido con su traje ceremonial, interpretando un solo de violín en medio de la plaza, especialmente en la época de los juegos Olímpicos o el Mundial de Fútbol. Sería una gran atracción turística; y seguramente muy reconocido en todo el mundo. ¿No lo creen?.

Estoy seguro causaría más sensación que Robert Burck, aquel neoyorquino que se hace llamar “The Naked Cowboy” (El vaquero Desnudo) que entretiene a cientos de miles de turistas mientras, toca su guitarra vistiendo solamente ropa interior en Times Square. Y sepan ustedes que este vaquero, musicalmente no le llega ni a los zapatos a Jürden.

Bueno, había culminado la entrevista al maestro Jürgen Wentz. Mientras la gente aplaudía su última interpretación, aproveche para despedirme con un gran fraterno abrazo. Mientras me iba retirando lo escuché interpretar la canción que más le gusta a su público; “Amigos para siempre”, a través de la cual, pude sentir que musicalmente me estaba diciendo… hasta pronto, amigo.

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