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lunes, 11 de febrero de 2013

Cambios climáticos, migraciones y derechos humanos

 
Las poluiciones y deshechos de las grandes metrópolis han provocado que la naturaleza recrudezca sus efectos naturales como inundaciones, sequías y tormentas, entre otros fenómenos, obligado a que un sin número de personas se desplacen de sus comunidades de origen, ya sea dentro o fuera de sus países.
En esta coyuntura mundial, luego de 20 años después de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, por un lado, los gobiernos del mundo se convocaron en el mismo lugar para analizar la actual situación ambiental y el estado de los compromisos asumidos en 1992; en la denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Río+20 y; por otro, la sociedad civil global ha acordado organizar un debate paralelo a la conferencia oficial, mediante un amplio e incluyente proceso calificado como la Cumbre de los Pueblos por la Justicia Social y Ambiental en Defensa de los Bienes Comunes.
Sin duda, dos hechos de enorme trascendencia para el futuro de toda la humanidad, desde dos orillas diferentes. Por ello, el Consejo Editorial de Entre Tierras, Boletín sobre políticas migratorias y derechos humanos, con el patrocinio de la Fundación Friedrich Ebert en Ecuador (FES-ILDIS), ha considerado de suma importancia explorar cómo los procesos migratorios muestran evidencias de afectación por el cambio climático y las consecuencias de las decisiones que tomarán los Estados sobre este tema, en medio de un complejo escenario mundial.
A lo largo de la historia el modelo de producción capitalista ha ido, de manera progresiva, ampliando la frontera de la industria extractiva. Se ha apropiado de tierras y territorios, y ha mercantilizado la biodiversidad propia de ecosistemas únicos. Este modelo necesita de más energía para auto-reproducirse. De forma sistemática, distribuye sus desechos tóxicos entre las poblaciones más vulnerables del planeta y en regiones de alta biodiversidad.
Estas acciones han provocado que en la naturaleza recrudezcan sus efectos naturales causando reiteradas inundaciones, sequías y tormentas, entre otros fenómenos que han obligado a que un sin número de personas se desplacen de sus comunidades de origen, ya sea dentro o fuera de sus países y, al no contar con un reconocimiento formal por parte de los Estados, han sido invisibilizadas. En algunos casos, los migrantes climáticos son considerados como parte delos “flujos migratorios mixtos”; por esta razón,no son atendidos ni por los gobiernos, ni por la sociedad civil con la especificidad que su problemática amerita.
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El análisis de la “migración por causas climáticas” tiene que tomar en cuenta no sólo las transformaciones imprevisibles del clima, sino también las causas estructurales que han ocasionado esos cambios y que han obligado a que miles de familias abandonen sus hogares. Entre los motivos de fondo se encuentran las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, en particular los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales y colectivos y, por supuesto, los de la naturaleza, debido a la (para) militarización de las zonas ricas en recursos naturales, el despojo de tierras y territorios originarios y el desalojo forzado, entre otros conflictos violentos que se cometen para continuar expoliando a la naturaleza y a los pueblos.

Frente a esta realidad ¿cuáles son las propuestas de la sociedad civil?, ¿cuáles son los acuerdos a los que deben o deberían llegar los gobiernos?, ¿existen nuevas estrategias de reproducción del capital?, ¿qué papel juegan las transnacionales y las corporaciones en las negociaciones climáticas y económicas a nivel mundial?, ¿por qué hacer un análisis del hecho migratorio en el marco del cambio climático?, ¿cómo se vinculan los procesos migratorios con el análisis de la economía y la ecología?.
Estas, entre otras interrogantes, han ido surgiendo a lo largo de esta edición de Entre Tierras. Algunas de estas inquietudes son respondidas por múltiples voces, entre ellas las de la Asamblea Mundial de los Migrantes, la Fundación Pachamama, la FES-ILDIS y el Comité de Defensa de Río Grande. También se incluyen aportes del ACNUR y el PNUD, y reflexiones de académicos de España y Uruguay.
De ellas, se destacan las propuestas de la Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (2010) y, desde luego, las tesis ecuatorianas hacia Río+20, a través del Ministerio Coordinador de Patrimonio. Y, como avance, la voz de un destacado líder inmigrante salvadoreño, miembro de la Alianza de Comunidades Caribeñas y Latino Americanas (NALACC), en los Estados Unidos de América.

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