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domingo, 31 de marzo de 2013

Mario Lobo Zagalo cuatro veces campeón del mundo con la selección de fútbol de Brasil



Nacido aún en la década de los 30, en Maceió (AL), el día 9 de agosto de 1931, cuando el fútbol aún daba sus primeros pasos en Brasil, Mario Jorge Lobo Zagallo vino al mundo para ser diferente.


Supersticioso, marcó época por su obsesión con el número 13 y por diversas manías adoptadas para obtener suerte –que de hecho posee: ganó cuatro Mundiales de Fútbol con la Selección.

El Viejo Lobo, como es conocido, se mudó a los 8 meses de edad para Rio de Janeiro, en aquella que sería la ciudad que escribiría prácticamente toda su historia en el deporte. Entró en el América-RJ, en 1943, como socio contribuyente del club. Practicaba vóley y tenis de mesa, pero fue jugando como puntero izquierda que descubrió su vocación.

Acabó transfiriéndose para el Flamengo en 1951, y allá dio un paso significativo para su crecimiento como futbolista. Fueron siete años con la camisa rojo-negra, 217 partidos, tres campeonatos cariocas y un lugar en la Selección Brasileña. Se volvió una pieza clave en el esquema táctico que trajo a Brasil su primer título de Mundial, en 1958: era el puntero que retrocedía para auxiliar al medio del campo, en el famoso esquema 4-3-3 que tuvo éxito en Suecia. Pequeño y veloz, dejó al buen Pepe en la reserva del equipo, se volvió la “hormiguita” del equipo, atacando con peligro, ayudando en los laterales, empujando los contraataques y ayudando en las jugadas defensivas.

Después de la conquista, pasó a jugar por el Botafogo, de donde no saldría más. Venció dos estatales, fue bicampeón del mundo por la Selección en 1962, en Chile, y permaneció en General Severiano hasta colgar los botines, en 1965, con 34 años. A partir de ahí, se dedicó a ser un entrenador estudioso, que ganó seguido dos cariocas y una Copa Brasil –una de las competiciones que antecedieron al Campeonato Brasileño– por el equipo de Estrela Solitária. Luego, llegó al mando del equipo principal de Brasil y debutó en un amistoso de un combinado Botafogo Santos, que goleó a Argentina por 4 a 1.

Zagallo no sintió el peso de reemplazar al legendario João Saldanha en el mando de aquel que es considerado por muchos como el mayor equipo de todos los tiempos: la Selección Brasileña de 1970, tricampeona en el Mundial de México con seis victorias en seis partidos. Respaldado por la conquista, el Viejo Lobo siguió en el mando del seleccionado nacional hasta el Mundial de 74, en Alemania, pero sucumbió en las semifinales por el poderoso equipo de Holanda y dejó el cargo.

Entre los años 70 y 80, Zagallo pasó por diversos clubes cariocas: Fluminense, Flamengo (dos veces), Botafogo (dos veces más), Vasco da Gama y Bangu, con más destaque para el equipo de Gávea, por el cual fue campeón de dos Campeonatos Cariocas y ayudó a revelar el medio Zico. Aún en esa época, entrenó a las selecciones de Kuwait, de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos, clasificando este último para el Mundial de 1990. En los años 90, tuvo un nuevo paso por el Vasco y retornó a la Selección en 94 como coordinador técnico del equipo dirigido por Carlos Alberto Parreira que fue tetracampeón en los Estados Unidos.

Retomó el cargo de entrenador seguidamente y dirigió el equipo en el Mundial de 98, pero perdió la final para Francia, en el juego que quedó marcado por la convulsión del atacante Ronaldo.

Ya sintiendo el peso de la edad, Zagallo todavía pasó por la Portuguesa y tuvo un último paso victorioso por el Flamengo, con la conquista del Carioca y de la Copa de los Campeones del 2001. Incluso tuvo un nuevo paso por la Selección como coordinador, nuevamente por un seleccionado dirigido por Parreira, pero vio al país caer aún en cuartos de final del Mundial de 2006, en Alemania. Abandonó el fútbol como el primero en haber vencido el Mundial de Fútbol como jugador, técnico y como coordinador, habiendo sido responsable directo de cuatro de los cinco títulos mundiales brasileños. De hecho, las supersticiones de Zagallo le dieron mucha suerte.


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