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jueves, 18 de julio de 2013

Heitor Villa-Lobos, destacado músico brasileño



Heitor Villa-Lobos aprendió muy joven los primeros acordes. A los seis años escuchaba a su tía Zizinha tocar el Clavecín, mientras en las calles de Rio de Janeiro, grupos de músicos amadores tocaban en las noches de fiesta.
Fue hijo de un funcionario de la Biblioteca Nacional y violoncelista amado, por lo que la vida musical en su infancia oscilava, así, entre Bach y las serenatas de los llorones. Cuando perdió al padre, a los 12 años, decidió aprender por cuenta propia a tocar la guitarra y el cavaquinho.
A los 18, contrariando la voluntad de la madre de hacerlo médico, se juntó a los llorones. Como músico ambulante viajó a Espírito Santo, Bahia y Pernambuco. De vuelta a Rio, se inscribió en el Instituto Nacional de Música de Rio de Janeiro, pero sentía “más placer en absorber el folclor que pasaba bajo sus ventanas que oír el raciocinio de los explicadores”.
Después de un nuevo viaje, al norte y al noroeste, donde recogió más de mil temas que utilizaría en su obra, completó su formación autodidacta dedicándose al estudio de los grandes maestros y de los tratados de armonía y orquestación. Se casó con la pianista Lucília Guimarães, tocó violoncelo en las orquestas de los teatros y de los cines cariocas y compuso suites sobre temas infantiles brasileños.
El año de 1915 marcó el inicio de la presentación oficial en Rio de Janeiro, de Villa-Lobos como compositor. Su música provocó la ira en las fuerzas pasadistas. En 1922, enfrentó con sus Danzas Africanas la indignada platea de la Semana de Arte Moderno y compuso dos sinfonías encomendadas por el Gobierno. Al año siguiente, Villa-Lobos embarcó a Francia, no para estudiar o perfeccionarse, sino para conquistar, llevando en el equipaje la inmensa obra ya compuesta.
Cinco años después, volvió a Europa con la batuta en la mano, para regir las principales orquestas del continente y presentarle al mundo os Choros, as Serestas, y a Missa de São Sebastião. Villa-Lobos se preocupaba con el descaso con que la música era tratada en las escuelas brasileñas y acabó por presentarle el revolucionario Plan de Educación Musical al Gobierno de Sao Paulo.
Después de dos años de trabajo, el compositor de Bachianas Brasileiras, fue invitado por Anísio Teixeira a organizar y dirigir la Superintendencia de Educación Musical y Artística, que introducía la enseñanza de Música y el Canto Coral en las escuelas.
Con el apoyo del entonces presidente Getúlio Vargas, organizó concentraciones orfeónicas grandiosas que llegaron a reunir, bajo su regencia, hasta 40 mil escolares. Se presentó por primera vez en Estados Unidos en 1944. En los años siguientes, ya casado con D. Mindinha, realizó innúmeras giras, donde rigió y grabó sus obras, recibió homenajes y encomiendas de nuevas partituras, además de haber entrado en contacto con grandes nombres de la música estadounidense, cerrando, así, el ciclo de su consagración internacional.
 
 

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