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martes, 5 de noviembre de 2013

Nuestra querida Violeta Parra y su reflexivo "Gracias a la vida"... que me ha dado tanto.

Violeta Parra, es considerada como una de las folcloristas más importantes de América. Canciones, como su “Gracias a la vida que me ha dado tanto…” que solía interpretar la gran Mercedes Sosa y otros cantores del mundo, se hicieron reflexivos himnos de muchos movimientos sociales
Violeta del Carmen Parra Sandoval, que era su nombre completo nace el 4 de octubre de 1917. En cuanto a su lugar de nacimiento, existe una controversia, pues la municipalidad de San Carlos afirma —en su sitio oficial y un cartel a la entrada de la ciudad ser “la cuna de Violeta Parra” y la casa ubicada en la calle El Roble N°535-531 fue declarada monumento nacional en 1992 porque supuestamente allí nació la cantante.
Su padre fue el profesor de música de nombre Nicanor Parra Parra y su madre fue una campesina llamada Clarisa Sandoval Navarrete. Violeta tuvo cinco hermanos y dos medio hermanos. La infancia de Violeta transcurrió principalmente en el campo. Entre 1919 y 1921, la familia residió en Santiago, pero regresó ese mismo año al sur, a Lautaro; después se trasladó a Chillán y finalmente se instalalaron en Villa Alegre, una comuna de la provincia de Linares en la región de Maule.
Desde muy pequeños Violeta y sus hermanos destacaron su inclinación por el espectáculo, incluso Violeta y su hermano Lalo, cantaban a dúo llegando a montar varias representaciones por las que cobraban entradas a los niños. Violeta empezó a tocar la guitarra a los 9 años, mientras que a los 12 compuso sus primeras canciones.
Realizó los cursos primarios y estuvo un año en la escuela normal, que abandonó para trabajar en el campo y ayudar a su familia, ya que su padre enfermó gravemente. Los hijos de la familia lucharon por sobrevivir saliendo a cantar en restaurantes, posadas, circos, trenes, campos, pueblos, calles e incluso en burdeles, mientras su madre trabajaba sobre la máquina de coser para cooperar a la mantención de la numerosa familia.
Los problemas económicos se agravaron el año 1931 cuando fallece su padre, al año siguiente, Violeta se fue a vivir a Santiago junto su hermano Nicanor re ya residía en esa capital. Violeta retoma sus estudios en la Escuela Normal de Niñas, pero al poco tiempo  se retiró, porque na lella le gustaba el canto y no la escuela, Buscandose la vida comenzó a cantar en bares, quintas de recreo y pequeñas salas de barrio junto con su hermana Hilda, con quien había formado un duo de música folclórica llamado “Las Hermanas Parra”, con lo que se ganaban la vida.
Tres años más tarde se casó con el empleado ferroviario Luis Cereceda, con el que tuvo dos hijos:Angel e Isable quienes se llegarían  a convertir en importantes músicos, adoptando el apellido materno para ingresar en el ambiente artístico. Debido al carácter inquieto y bohemio de Violeta, su matrimonio no tardó en presentar inconvenientes, pues cantaba en botes del puerto, se presentaba en radios y se había unido a un grupo de teatro, no le quedaba tiempo para dedicarse a su hogar, por lo que se separó en 1948. Por esa época ya empesaba a involucrarse con la política militando en el partido comunista chileno
En 1952, edita sus primeros discos junto con su hermana Hilda, para el sello RCA Victor. Donde grabaron canciones populares chilenas, como «El Caleuche», «La cueca del payaso» y «La viudita». El dúo funcionó de manera constante hasta 1953.
A principios de la la década de 1950, comenzó su gran labor de pesquisa sobre las tradiciones musicales de diferentes lugares de su país, lo que le permitió conocer y relacionarse con diversos intelectuales y poetas, incluyendo a Pablo Neruda. Con el paso del tiempo y gracias al estimulo de su hermano Nicanor Violeta Parra asumecon su propia personalidad la defensa de la auténtica música chilena, dejando de lado su repertorio hasta ese momento basado en boleros, canciones méxicanas, valses peruanos y temas españoles, para dedicarse en exclusividad a las canciones tradicionales del campo chileno, lo que le permiten descubrir los valores de la identidad nacional como ningún otro artista lo había hecho antes.
En 1961, Violeta viajó a Arhentina, donde vivió un tiempo, de  ahí viajo a diversas partes del mundo invitada para participar en festivales mundiales especialmente de la juventud y de los estudiantes en Francia, Italia, Alemania, la Unión Sovietica, canto para la Unesco
En un LP denominado “Recordando a Chile” incluyó dos canciones compuestas y cantadas en francés, así como también otros temas muy importantes de su carrera, como «Paloma ausente» y «Arriba quemando el sol»; asimismo, en 1962 grabó para el sello Arión una serie de canciones editadas en diversas recopilaciones posteriores. Fue una etapa de gran nostalgia, tal como lo atestiguan canciones tan sentidas como «Violeta ausente».
En 1964, logró una marca histórica al convertirse en la primera latinoamericana en exponer individualmente en el museo de Louvre. También escribió el libro Poesía popular de Los Andes y la televisión Suiza filmó el documental Violeta Parra, bordadora chilena, que se constituyó en una de las escasas fuentes audiovisuales que hoy se conservan de la artista.
En este periodo, forjó una firme relación con el antropólogo y musicólogo suizo Gilbert Favre, quien sería el gran amor de su vida, con el que vivió en Ginebra, compartiendo su tiempo entre Francia y Suiza, ahí escribió sus más importantes composiciones de amor y desamor: «Corazón maldito», «El gavilán, gavilán», «Qué he sacado con quererte», entre muchas otras.
En esta época, surgieron sus textos más combativos: canciones como «Miren cómo sonríen», «Qué dirá el Santo Padre», «Arauco tiene una pena» y «Según el favor del viento» formaron la base de la corriente musical conocida como la Nueva canción Chilena, que fueron recogidas en las numerosas ediciones de “Canciones reencontradas en Paris”
Dentro de sus destacadas composiciones, estan «Volver a los 17», además de otras canciones importantes y conocidas, como «El rin del angelito», «Pupila de águila», «Cantores que reflexionan» y «El Albertío». La canción «Gracias a la vida» fue interpretada por grandes artistas como Mercedes Sosa, Raphael y Pedro Vargas  asimismo “La canción de todos los tiempos”, cantada magistralmente por Gloria Simonetti—, y «Volver a los 17», por Joan Manuel Serrat, Milton Nascimento, Franco Simone y muchos otros.
A la edad de 49 años, Violeta Parra se suicidó dejando su legado artístico a Chile y al mundo. Para muchos resulta paradójico que la autora de «Gracias a la vida», un himno a la existencia, se suicidara un año después de escribirla; Sin embargo otros críticos perciben en la letra, un estado de ánimo depresivo y una canción de despedida, algo así como si fuera una canción de despedida.
El aporte de Violeta Parra al quehacer artístico y musical chileno se considera de gran valor y trascendencia. Su trabajo sirvió de inspiración a muchos artistas posteriores, quienes continuaron con su tarea de rescate de la música del campo chileno y las manifestaciones constituyentes del Folclore chileno y de América latina que se suele interpretar en diversas partes del mundo.