Violeta Parra, es considerada como una de las
folcloristas más importantes de América. Canciones, como su “Gracias a la vida
que me ha dado tanto…” que solía interpretar la gran Mercedes Sosa y otros
cantores del mundo, se hicieron reflexivos himnos de muchos movimientos
sociales
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Violeta
del Carmen Parra Sandoval, que era su nombre completo nace el 4 de octubre de
1917. En cuanto a su lugar de nacimiento, existe una controversia, pues la
municipalidad de San Carlos afirma —en su sitio oficial y un cartel a la entrada
de la ciudad ser “la cuna de Violeta Parra” y la casa ubicada en la calle El
Roble N°535-531 fue declarada monumento nacional en 1992 porque supuestamente
allí nació la cantante.
Su
padre fue el profesor de música de nombre Nicanor Parra Parra y su madre fue una
campesina llamada Clarisa Sandoval Navarrete. Violeta
tuvo cinco hermanos y dos medio hermanos. La infancia de Violeta transcurrió
principalmente en el campo. Entre 1919 y 1921, la familia residió en Santiago,
pero regresó ese mismo año al sur, a Lautaro; después se trasladó a Chillán y
finalmente se instalalaron en Villa Alegre, una comuna de la provincia de
Linares en la región de Maule.
Desde
muy pequeños Violeta y sus hermanos destacaron su inclinación por el
espectáculo, incluso Violeta y su hermano Lalo, cantaban a dúo llegando a montar
varias representaciones por las que cobraban entradas a los niños. Violeta
empezó a tocar la guitarra a los 9 años, mientras que a los 12 compuso sus
primeras canciones.
Realizó
los cursos primarios y estuvo un año en la escuela normal, que abandonó para
trabajar en el campo y ayudar a su familia, ya que su padre enfermó gravemente.
Los hijos de la familia lucharon por sobrevivir saliendo a cantar en
restaurantes, posadas, circos, trenes, campos, pueblos, calles e incluso en
burdeles, mientras su madre trabajaba sobre la máquina de coser para cooperar a
la mantención de la numerosa familia.
Los
problemas económicos se agravaron el año 1931 cuando fallece su padre, al año
siguiente, Violeta se fue a vivir a Santiago junto su hermano Nicanor re ya
residía en esa capital. Violeta retoma sus estudios en la Escuela Normal de
Niñas, pero al poco tiempo se retiró,
porque na lella le gustaba el canto y no la escuela, Buscandose la vida comenzó
a cantar en bares, quintas de recreo y pequeñas salas de barrio junto con su
hermana Hilda, con quien había formado un duo de música folclórica llamado “Las
Hermanas Parra”, con lo que se ganaban la vida.
Tres
años más tarde se casó con el empleado ferroviario Luis Cereceda, con el que
tuvo dos hijos:Angel e Isable quienes se llegarían a convertir en importantes músicos, adoptando
el apellido materno para ingresar en el ambiente artístico. Debido al carácter
inquieto y bohemio de Violeta, su matrimonio no tardó en presentar
inconvenientes, pues cantaba en botes del puerto, se presentaba en radios y se
había unido a un grupo de teatro, no le quedaba tiempo para dedicarse a su
hogar, por lo que se separó en 1948. Por esa época ya empesaba a involucrarse
con la política militando en el partido comunista chileno
En
1952, edita sus primeros discos junto con su hermana Hilda, para el sello RCA
Victor. Donde grabaron canciones populares chilenas, como «El Caleuche», «La
cueca del payaso» y «La viudita». El dúo funcionó de manera constante hasta
1953.
A
principios de la la década de 1950, comenzó su gran labor de pesquisa sobre las
tradiciones musicales de diferentes lugares de su país, lo que le permitió
conocer y relacionarse con diversos intelectuales y poetas, incluyendo a Pablo
Neruda. Con el paso del tiempo y gracias al estimulo de su hermano Nicanor
Violeta Parra asumecon su propia personalidad la defensa de la auténtica música
chilena, dejando de lado su repertorio hasta ese momento basado en boleros,
canciones méxicanas, valses peruanos y temas españoles, para dedicarse en
exclusividad a las canciones tradicionales del campo chileno, lo que le permiten
descubrir los valores de la identidad nacional como ningún otro artista lo había
hecho antes.
En
1961, Violeta viajó a Arhentina, donde vivió un tiempo, de ahí viajo a diversas partes del mundo
invitada para participar en festivales mundiales especialmente de la juventud y
de los estudiantes en Francia, Italia, Alemania, la Unión Sovietica, canto para
la Unesco
En
un LP denominado “Recordando a Chile” incluyó dos canciones compuestas y
cantadas en francés, así como también otros temas muy importantes de su carrera,
como «Paloma ausente» y «Arriba quemando el sol»; asimismo, en 1962 grabó para
el sello Arión una serie de canciones editadas en diversas recopilaciones
posteriores. Fue una etapa de gran nostalgia, tal como lo atestiguan canciones
tan sentidas como «Violeta ausente».
En
1964, logró una marca histórica al convertirse en la primera latinoamericana en
exponer individualmente en el museo de Louvre. También escribió el libro
Poesía popular de Los Andes y la televisión Suiza filmó el documental
Violeta Parra, bordadora chilena, que se constituyó en una de las escasas
fuentes audiovisuales que hoy se conservan de la artista.
En
este periodo, forjó una firme relación con el antropólogo y musicólogo suizo
Gilbert Favre, quien sería el gran amor de su vida, con el que vivió en Ginebra,
compartiendo su tiempo entre Francia y Suiza, ahí escribió sus más importantes
composiciones de amor y desamor: «Corazón maldito», «El gavilán, gavilán», «Qué
he sacado con quererte», entre muchas otras.
En
esta época, surgieron sus textos más combativos: canciones como «Miren cómo
sonríen», «Qué dirá el Santo Padre», «Arauco tiene una pena» y «Según el favor
del viento» formaron la base de la corriente musical conocida como la Nueva
canción Chilena, que fueron recogidas en las numerosas ediciones de “Canciones
reencontradas en Paris”
Dentro
de sus destacadas composiciones, estan «Volver a los 17», además de otras
canciones importantes y conocidas, como «El rin del angelito», «Pupila de
águila», «Cantores que reflexionan» y «El Albertío». La canción «Gracias a la
vida» fue interpretada por grandes artistas como Mercedes
Sosa, Raphael y Pedro
Vargas asimismo “La
canción de todos los tiempos”, cantada magistralmente por Gloria
Simonetti—, y «Volver a los 17», por Joan
Manuel Serrat, Milton
Nascimento, Franco
Simone y muchos otros.
A
la edad de 49 años, Violeta Parra se suicidó dejando su legado artístico a Chile
y al mundo. Para muchos resulta paradójico que la autora de «Gracias a la vida»,
un himno a la existencia, se suicidara un año después de escribirla; Sin embargo
otros críticos perciben en la letra, un estado de ánimo depresivo y una canción
de despedida, algo así como si fuera una canción de
despedida.
El
aporte de Violeta Parra al quehacer artístico y musical chileno se considera de
gran valor y trascendencia. Su trabajo sirvió de inspiración a muchos artistas
posteriores, quienes continuaron con su tarea de rescate de la música del campo
chileno y las manifestaciones constituyentes del Folclore chileno y de América
latina que se suele interpretar en diversas partes del mundo.
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martes, 5 de noviembre de 2013
Nuestra querida Violeta Parra y su reflexivo "Gracias a la vida"... que me ha dado tanto.
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