Esperábamos ansiosos que la periodista cubana Norelys
Morales Aguilera se decidiera a publicar sus poemas, teníamos la ansiedad de
leer sus versos, no sé cómo fue que llegó desde la isla de Martí, un poemario de
nuestra querida Norelys, y no dudamos de publicar algunos de ellos.
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Tuve
el altísimo honor de conocer personalmente a Norelys Morales Aguilera el año
2011 cuando llegó a la ciudad de Porto Alegre para participar de algunos fórums
y conferencias; De esta forma se concretó mi anhelo de conocer a esta
intelectual y aguerrida colega periodista cubana, con quien solía intercambiar
noticias de Brasil, de Cuba y de otros países hermanos de Latinoamérica o mejor
dicho de “Nuestra América” como decía José Martí.
Conversando con Norelys Morales, en Porto Alegre, Brasil
Hace
unos días llegó a mi mesa de redacción un poemario de Norelys denominado, Desde el Terral, a través del cual
podemos percibir algunos aspectos que laten en la profundidad de sus emociones,
donde conviven –sin confundirse- las pasiones de mujer, de madre y la búsqueda
del conocimiento, lo que genera en ella ese entusiasmo que la impulsa a ser lo
que es; una justa pero ardorosa luchadora social.
El
poeta cubano Arístides Vega Chapú, dice al respecto; “Una mujer ha escrito estos poemas para
hacernos participes de su verdad revelada sin prejuicios, sabiendo que estás
palabras son capaces de alcanzar esa dimensión, en la que confluyen lo real y lo
irreal… De lo conversacional, al simbolismo de imágenes muy elaboradas, el
aliento vital de esta poesía, necesitada
de múltiples lecturas, logra desplazarse hacia el definitivo espacio de la
geografía poética, en que es posible visualizar la realidad”
Entonces
vayamos a lo que interesa…
CRUZ
DE ESPUMA
La
noche suena a cuchillo,
a
pedazo de infierno
Y
suena a viejo dolor.
Cómo
he de volver si estoy vuelta,
caigo
dentro de mí en dos mitades
y
me levanto en un caracol sin mar
y
sin el viento que entró y puja
por
salir de los horrores al silencio
que
la noche arremolina mansa y dura.
Quizá
me desperdicia por caída
una
alegría que debí consumar,
aquel
paisaje y aquel hombre
puesto
ante mí y erguido abismo
Quizá
me levanta una algo. Algo
ignorado
en el dominio del porvenir,
que
hará mi cruz de espuma.
LA
MANSEDUMBRE DEL ESTRAGO
La
mansedumbre del estrago ha vuelto.
Ya
acabó en lo profundo de la
flor
con
que tanto alumbré las honduras.
Parezco
una mujer sola y apacible
que
se mece en el sillón de las brisas
al
pie de los olores de las viejas paredes.
Y
estoy llevando un carruaje que gira
para
colmar las espumas terrosas
Mi
padre cabalga y me ofrece las riendas,
mi
hermano caza, mi hermana juega
y
mi madre sujeta el monte.
Y
estoy queriéndome ver entre las rocas
conduciendo
aquellos niños ya viejos
que
no saben qué hacer con las ternuras
El
edredón del paisaje cabe en mis dedos,
a
veces me asfixia no recorrerlo,
también
me hierve y me desborda.
Y
estoy escapando del vértigo
en
lo más mundano que quiero,
en
lo más callado hay fieros vuelcos
Parezco
sola y apacible para que
esta
mansedumbre del estrago
no
me inunde ni me lleve
a
donde se regresa en llanto.
LOS
DOMINGOS EN LAS TARDES
Los
domingos en las tardes
me
quedo con tus recuerdos.
Mi
casa se vuelve ventanales
que
hacen gestos
y
rincones arbolados.
Siento
la humedad de las paredes
como
ataque de lanceros
y
vuelan flechas
hasta
los codos de los techos.
Los
personajes desaparecen
y
queda esa ausencia presente
que
te da forma
para
traerme historias de mi
al
contraluz de los vitrales.
Siempre
hay brisa y olores.
Una
constelación de fugacidad
quita
los espacios,
tiene
el lecho.
Cae
agua en la fuente
y
miro las arañas perpetua
y
algún ave apacible.
LA
DISTANCIA
La
distancia clava su dimensión entre la multitud
Alguien
remueve el estertor de los rincones y
avanzar
el pie es un signo que apacigua
el
halo de los cuerpos. Si de pronto, la lluvia
empapa,
es un llamado de las eras. Un lapso
donde
volverse niño, desenvaina las grandes madrugadas
ese
desorden que la distancia enfila a duras penas
para
tenderlo hacia detrás y hacia a delante
como
un infinito y un cosmos alígero entre dientes.
Si
de pronto suena una trompeta callejera, los acordes
conminan
a los cuerpos que en lo lejano siguen cerca
y
son un cardumen colorido, estrepitoso y distanciado
donde
cada uno es un grano de arcilla, un polen
imposible
de unir o separar, imposible hacer de magma.
Si
de pronto, nos amaramos con la casualidad remota
la
distancia vendría a ser un puerto, una caleta
salvadora
en
que los peces cubren y fecundan las espumas
anticipando,
modelando el cristal de la sangre,
trayendo
la voz marcada desde siempre,
como
esa flor que se apropia de su espacio
al
ritmo de un interior inexplicable, todo arriba.
Pero
estamos hechos de una sustancia amatoria
que
tiramos por la ventana de los tiempos
hacia
fauces calcinantes que decapitan.
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miércoles, 18 de diciembre de 2013
Norelys Morales Aguilera y su poesía "Desde el Terral"
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