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domingo, 24 de febrero de 2013

Atentados en Santa Catarina - Brasil; ¿delincuencia común o terrorismo?

Terrorismo es el uso sistemático del “terror” a fin de coaccionar sociedades o gobiernos a través de la violencia. ¿No es eso lo que está sucediendo en Santa Catarina, Río de Janeiro o Sao Paulo en Brasil? Grupos armados dominando extensas aéreas no son simples delincuentes… ¿por qué tanta impasividad?, ¿Quien esta tras de esto?

Una de las características específicas de la delincuencia organizada es precisamente, su “organización”. Pues ellas tienen un estructurado organigrama de “trabajo” que les indica su status dentro de la organización, delimitándoles a los que participan en la comisión de ese fenómeno delictivo la distribución de actividades, asignándose tareas especificas dentro de las cuales podrán hacer meritos para ser “promovidos” a una jerarquía superior; ya que en estas organizaciones criminales existe un jefe con sus mandos intermedios, que a su vez tienen sus operadores de base que trabajan coordinadamente, para la obtención de objetivos económicos.

En muchos países del mundo, este “trabajo coordinado” mediante el cual la criminalidad obtiene su lucro, se realiza a través de robo, el fraude, la extorsión, el secuestro, etc. Pero lo específico de las actuales organizaciones delictivas, es la mayor sofisticación de los métodos para la comisión de sus delitos, ya que hoy vienen empleando algunos medios que les dan mayor potencialidad, y que les permite acordonar una población para realizar grandes asaltos utilizando un gran número de personas fuertemente equipadas con sofisticadas armas de guerra que en algunos casos supera a las de las fuerzas del orden.

Entonces es ilógico suponer que estos tentáculos los mueven únicamente la marginalidad de las villas o favelas como se pretende hacer creer a la sociedad. Aquí no solo está la gran industria del narcotráfico que les da la posibilidad de desplazamientos de grandes cantidades de dinero a través de los circuitos financieros legales como bancos, casas de bolsa, y otras organizaciones financieras, que les han dado una mayor capacidad para expandir sus actividades hacia diferentes campos.

Por otro lado, tenemos vinculado a este mismo fenómeno delincuencial mafioso, el lavado de dinero como forma específica de delinquir organizadamente, de modo que ganancias producto del delito se conviertan en ingresos aparentemente lícitos, a ser manejados por instituciones financieras y por otro tipo de empresas, como si se tratara de ganancias bien habidas.

Existen también otros delitos como el robo de automóviles que permite distribuir desde unidades completas, hasta piezas por separado en diferentes países, lo cual requiere, por supuesto, la participación de una gran cantidad de personas que actúen organizadamente. Otro caso es el de los asaltos en carreteras cometidos en contra de transportes de gran magnitud, por ejemplo, de productos alimenticios o de materiales de construcción. Evidentemente es una forma de delincuencia organizada porque requiere reciclar esos bienes en un mercado supuestamente lícito.
Volviendo a Brasil, podemos afirmar que existen muchas otras formas delictivas no suficientemente estudiadas, pero que deben ser objeto de análisis con especial preocupación para determinar su grado de existencia y de realidad. Lo que viene sucediendo en Brasil no es una acción aislada de unos delincuentes que dirigen desde el claustro de una prisión de alta seguridad los atentados terroristas en Santa Catarina, los asaltos y robos a ciudades enteras, o las organizaciones criminales de Rio de Janeiro o São Paulo…

Vamos a hacer una comparación para que se entienda esto con más facilidad; (aclaro; estoy haciendo solo una comparación eh?) Veamos; si todo estos actos delictivos, envueltos en una nube de terror fueran realizados por un ejército; todos ellos estarían siendo ejecutados únicamente por soldados, cabos o sargentos…Nos preguntamos; ¿y sus altos mandos donde están? ¿quiénes son sus coroneles o generales?... ¿se entendió?

Aquí el trasfondo es, la desfiguración de un sistema político y social porque eso es el objetivo de todo grupo terrorista y llama la atención que un país como Brasil no se apliquen leyes antiterroristas como existen en países que tuvieron las peores experiencias con el saldo de cientos de miles de muertos y que hoy a través de estas severas leyes lograron amenguarlas.

El meritorio y excelente trabajo del gobierno por combatir la pobreza que todavía se percibe dentro de la población brasilera, debería ser bien afianzado con persistentes programas, culturales, educativos que incentiven a los jóvenes y les muestren nuevas alternativas de vida; y eso debe empezar por controlar su programación televisiva llena de sexo “a vontade”, violencia, y otras fútiles expresiones de vivir y de conducirse en la vida. (Ustedes ya saben a qué programas me refiero) debemos enseñarles a los niños,especialmente a los de las poblaciones más carentes que no todo es fútbol o carnaval y que los asesinos o delincuentes no son ejemplo a seguir.

Por último, no podemos decir nada sobre las fuerzas armadas o las fuerzas policiales brasileñas pues ellas han sabido demostrar su potencial, su alto grado de profesionalismo y su gran capacidad de acción cuando les tocó enfrentarse a la delincuencia. Ellos avanzan, luchan, mueren, capturan, matan y envían a la cárcel a los infractores de la ley…


El problema es… y resulta hasta risible enterarnos que pocos días después de las últimas capturas; al término de una nueva incursión policial en un reducto delictivo, se escucha la sorpresiva pregunta de un oficial al quedarse frente a uno de los “nuevos” capturados…

- ¿Como, a este no lo habíamos encerrado en la cárcel hace una semana?

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